La televisión hoy en día se a convertido en algo más que un simple objeto. Según la periodista Lolo Rico (1995) dice que la televisión hoy forma parte del mobiliario de todos los hogares. Sin embargo, no se trata de un mueble más, si así fuese, sería fácil prescindir de ella o ponerla en un segundo lugar. Lamentablemente la televisión se ha convertido en el centro de la familia y se alza en la sala como si fuese algo imprescindible del cual dependemos, pareciera que vamos a pedirle algo a cambio o rendirles algún tributo en el cual quedamos embobesidos.
Hoy en día los programas televisivos tienen un alto contenido pornográfico, violencia, lenguaje inapropiado, antivalores, mensajes subliminales, y sencillamente mensajes que propician el deterioro de cualquier sociedad, particularmente en Venezuela hay ciertos programas
que no son actos para niños y se transmiten en un horario todo usuario tal es el caso de "12 corazones" un programa con alto contenido sexual donde la animadora expone un doble sentido en sus comentarios y los participantes se dan unos besos que no son actos para niños, y ni hablar de las novelas donde se imparten mensajes de violencias, infidelidades, maldad, robo, envidia, entre otros; estos son los valores que están enseñando a nuestros niños y nuestra futura juventud.
Los padres en el ambiente familiar desempeñan un claro y significativo papel de mediador respecto a la adquisición de hábitos de exposición y comprensión de los mensajes transmitidos por los medios de comunicación. Es fundamental que los padres pongan reglas y pautas a la hora que los niños vean algún programa televisivo, ya que, se va a desarrollar ciertos hábitos para el consumo y la exposición.
La mediación que el ambiente familiar puede desempeñar con la televisión como medio de comunicación, depende prioritariamente del papel que se le asigne. No es lo mismo que la televisión sea percibida como instrumento informativo y cultural que como instrumento de distracción y ocio.